Antonio era un niño de un pueblo de Córdoba. Al nacer le
detectaron una parálisis cerebral debido a una falta de oxígeno en el
nacimiento.
A los tres años el niño ya estaba dando clase en un centro de educación. En
aquel colegio todos los alumnos lo trataban bien, aunque claro, siempre lo veían como un niño diferente ya
que asistía a un aula diferente y hacía cosas distintas. A pesar de aquello
tanto los profesores como sus padres hacían su labor con total entusiasmo y
respeto. El niño llevaba una vida muy buena a pesar de sus
dificultades. Pero poco a poco debido a sus problemas fue empeorando, hasta que
finalmente y desgraciadamente a los 20 años de edad falleció.
Esta es la historia de Antonio, un niño con parálisis que
aunque murió a una temprana edad, su vida fue feliz y todos los que
estuvieron a su lado intentaron que así fuera.
Nosotros, como futuros docentes debemos de hacer lo mismo,
intentar llevar esta labor, es decir, hacer todo lo que esté en nuestras manos
para que nuestros alumnos, con o sin dificultad, se desarrollen con felicidad
sintiéndose plenos.
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